lunes, 15 de diciembre de 2008

Mis trabajos

Si hago una mirada a mi camino por le mundo laboral, no está mal hasta donde he llegado!. Ahora, con 31 años soy encargada de una tienda, con los principios que tuve…
Empecé de muy jovencilla (con 16 añitos, ay madre que tiempos…) y lo hice a lo bruto, trabajando en una fábrica donde hacían colecciones de libros y demás para quioscos (las típicas colecciones de “érase una vez..” y por el estilo).Eran horarios de empezar muy temprano y a media tarde acababas, pero salías tan hecha polvo que no tenías ganas ni de caminar hasta casa. Ahí solo estuve unos meses y puerta, que sobras!.
Luego, por esas casualidades de la vida, él que sería mi primer jefe, vino a buscarme a casa (bueno ,hay que decir que era un cliente de mi padre y sabía que andaba buscando trabajo; lo que si que nunca hubiese imaginado es que viniera a mi casa a buscarme) y al día siguiente empecé en una tienda súper pijita de decoración náutica. De ese tiempo guardo buenos recuerdos (mi jefe era de lo mejorcito en trato y como persona) y malos (la encargada era una persona que no tenía límites en hacer daño a quien fuera para conseguir lo que gustase, menuda mala bestia estaba hecha). Un día mi jefe me trasladó de ese pequeño infierno psicológico a otra de sus tiendas; pensaba que estaría mejor ahí y la verdad es que viví momentos muy buenos y otros pésimos (otra vez lo mismo, el encargado era como una especie de ogro que nos despreciaba a todos mis compañeros menos a una, que era su ojito derecho. Además, tenías que saber siempre del humor que venía, ya que si era malo, mejor no darle ni los buenos días…). Con ese jefe pasé un par de años más o menos y siempre le recordaré como una buena persona y un hombre que había nacido para estar en una tienda; era toda su vida.
En esos primeros contactos con la vida laboral aprendí que no puedes ir de buena persona con todo el mundo (bueno, como en todo a la que te despistas, te la clavan doblada), hice mis pinitos como dependienta (eso me ayudó mucho a perder bastante parte de mi timidez) y me sirvió para conocer a bastante gente.
Luego, cambié totalmente de sector de trabajo (acabé muy amargadilla por malas experiencias de estar en tiendas) y, a través de un conocido que me pasó una solicitud, fui a parar al mundo de la limpieza (si, un mundo muy asqueroso pensareis, pero cuando necesitas trabajar y llevar dinero a casa, no le haces ascos a nada os lo aseguro). Ahí si que me pasé tiempo, como unos 2 años yendo de arriba para abajo, corriendo como una loca y cobrando poca cosa (si querías cobrar más, a hacer horas y a machacarte aún más si cabía); también conocí a gente de la que tengo un recuerdo entrañable y alguna otra, que mejor la olvido porque aún me cabreo jeje. Dejé ese tipo de trabajo muy asqueada ya y, lo que son las cosas, volví a mi punto de partida; dependienta en una tienda. Esta ya era de algo que me encanta, una perfumería. Como todo, los principios muy buenos pero como una ya tenía un rodaje de ir por la vida, aprendí que no siempre se tiene que callar y mucho menos, cuando te intentan pisar. Y como no, tuve follones con el primer encargado que había (un jeta que le vendía la pena de su pierna a la empresa para montarse raves y cogerse siempre todos los días de fiesta que podía; menudo elemento), con la segunda me fue de maravilla hasta que me di cuenta del tipo de persona que era (con el tiempo me enteré que la echaron por robar dinero ,menuda joyita) y claro, de las nubes que la había puesto, la baje a los sótanos. Eso fue mi perdición, porque a partir de ese momento tuvimos como una lucha a ver quien aguantaba más de la que ella salió victoriosa (a su parecer, al mío gané mucho más yo). El día que comuniqué al de personal que me iba, me dijo esta frase: te arrepentirás (una frase que años después me gustaría haberle rebatido, os lo aseguro). Ja!, teniendo el personal que tenía, seguro que fue él quien se arrepintió más…
Más de uno/a, se puede preguntar si es que la conflictiva era yo (como más de uno en mi casa pensó algo que me mataba), pero os puedo asegurar que soy una persona responsable, no me gusta discutir con mis superiores o compañeros y que me gusta hacer bien mi trabajo; pero en el momento que se me ataca sin razón, contesto y cambio mi actitud totalmente (si al principio era todo risas y buen rollo, dejo de tenerlo al momento. Si no estoy bien con la gente, soy incapaz de hacerme la hipócrita y interpretar un papel). Ese fue el motivo por el que me fui marchando de casi todas las empresas, llega un punto que te cansas de que te traten como un número (por no decir como una m...) olvidando que ante todo, eres una persona. Por eso, cuando él que es hoy mi jefe me llamó para comentarme su oferta de trabajo, le escuché con gran atención y tras pensármelo un día, le dije que si, que me arriesgaba igual que él hacia conmigo; era una apuesta de confianza mutua. En quince días pasé de estar en una perfumería al mundo de las pinturas sin tener la más menos idea, de trabajar a 20 minutos en metro de mi casa a casi 45 minutos en tren hasta otra población, de estar en un sitio amargada a un trabajo donde se me valoraba por primera vez, me compensaba mucho más. El cambió fue total y puse todas mis ganas para que fuera el último y bueno, de momento ahí sigo y aunque se lleve mal las horas que hay que estar y el poco tiempo que me queda, me encuentro como en casa.
Es muy reconfortante saber que no eres un trabajador, que tienes un nombre y que tu trabajo y tus opiniones, son oídas y valoradas.
Grácias jefes por darme esa oportunidad en su día y no tirar nunca la toalla.
Un saludo para quien me lea, respetad y con respeto sereis tratados…

2 comentarios:

Darcy dijo...

Tenìa curiosidad por saber de que era la tienda de la que tanto hablas! jejeje.. me alegro que te vaya bien ahora.

Un beso!

PEQUEBARBIE dijo...

olé vaya luchadora, me alegra mucho que al final estés en un sitio que valga la pena, a mi me pasó algo similar.

besicos

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